Los pies sobre baldosas ajenas.
Viento, sudestada y frío golpean el rostro.
Suena en los oídos un quiebre,
y pedazos de amor caen en aquella frazada.
Intentos fallidos de creer poder sostener
a quien no busca ser sostenido.
Se desarman las ilusiones
y se convierten en oraciones.
Mezcla de palabras aguadas.
La lengua no sabe enhebrar
lo que impulsan los latidos.
Ponerle alas, fijarlo con clavos,
y las semillas de deseos soltarlas en tus manos.
Mirar el Sol y no quedar ciega,
y esa plenitud de amar aún sin correspondencia.
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